La identidad es el motor que subyace en este proyecto que gira alrededor de la representación pública de personajes que han transformado nuestra sociedad. Algunos de los protagonistas de esta serie tienen una dimensión pública muy notoria y otros no tanto, pero en todos los casos, la fotografía está sujeta a dos condiciones. La primera: que la elección del lugar del retrato recae en ellos. Puede tratarse de cualquier lugar con la condición de que sea su lugar en el mundo (y el fotógrafo siempre teme que sea Alaska o Polinesia porque un trato es un trato). La segunda condición es que la fotografía se tome de espaldas a la cámara.
Provocación e ironía se dan la mano en un proyecto que es, en definitiva, el retrato de una decisión. Un retrato que alumbra una dimensión íntima y desconocida del personaje.